Le Corbusier decía que la Arquitectura era el juego sabio, correcto y magnífico de los Volúmenes bajo la Luz. Es un juego, en el sentido lúdico del cambio, de como durante el día, mientras cambia la luz, también estos volúmenes se perciben de distinta forma, cosa que los arquitectos consideran en sus propuestas.
¿Pero que pasa en las horas en que el padre sol no nos entrega su luz?, bueno, todos sabemos que desde 1879 contamos con la maravilla de la luz eléctrica. Si bien los Arquitectos consideramos esta en los espacios interiores de viviendas y edificios, ya sea para generar ambiente o intencionalidad en este “Juego de los Volumnes”, lamentablemente no tenemos control sobre la luz en el espacio publico y esta queda a la suerte de las autoridades locales a cargo de ellas.
Lamentablemente, esa dedicación del Arquitecto en procurar belleza en este juego de volúmenes y luz, no se condice con la casi siempre falta de prioridad que le dan las autoridades al espacio publico.
La luz es capaz de crear atmósferas, su temperatura e intensidad hasta nos puede evocar diferentes épocas, bien lo saben los directores de fotografía del cine.
No nos debe extrañar entonces que, al recorrer nuestra ciudad, nos encontremos muy a menudo, caminando por calles que nos evocan el 1800, con esas antiguas luces amarillentas, zonas obscuras, que lejos de lo bucólico que puede resultar en el cine, nos genera inseguridad y un dejo de tristeza por el abandono de estos espacios.
Este relato no habla de la periferia precisamente, si no, de pleno centro de nuestro Osorno. A dos o tres cuadras de la plaza. Esas calles que parece los alcaldes no caminan, pues llevan décadas así.
Muchos vecinos y pequeños comerciantes han optado por colocar focos en sus fachadas y marquesinas para suplir esto, asumiendo un costo que debería estar cubierto por los impuestos que se pagan para financiar entre otras cosas la iluminación publica (tema para otra columna lo que respecta a impuestos y quien al final se tiene que hacer responsable de los costos de estos servicios a la ciudad).
La seguridad no es solo combatir la delincuencia con más policías, leyes o recetas mágicas de algunos políticos, muchas veces es tan simple como tener espacios públicos iluminados que permitan la apropiación natural de sus habitantes.
Está llegando el otoño y rápidamente el invierno, los días son mas cortos y mas obscuros y aun seguimos esperando que las autoridades locales salgan de las dos cuadras del centro, caminen la ciudad y planteen soluciones a corto plazo para que nuestras calles puedan recorrerse acorde al siglo en que estamos y disfrutemos de la maravillosa arquitectura que tiene nuestro Osorno.
Hágase la Luz….o hágase a un lado para que Osorno salga de la penumbra (a quien le quede el poncho).